Instituto Médico Alexander Fleming, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
Resumen
El conocimiento en cáncer renal ha sido manifiesto en la última década, con adelantos que optimizan el abordaje diagnóstico, quirúrgico y terapéutico con agentes dirigidos contra blancos específicos. El objetivo del trabajo fue la evaluación retrospectiva de pacientes con cáncer de riñón, destacando los datos demográficos, patológicos, quirúrgicos, de recurrencia, así como las modalidades terapéuticas empleadas, y describir la evolución clínica a través de parámetros de eficacia y seguridad. Fueron incluidos 417 pacientes, analizándose los datos de 356. La edad mediana fue de 56 años y 68% eran hombres. El 14% presentó otro tumor primario no renal y 14 desarrollaron otro tumor renal. El diagnóstico fue incidental en el 28% de los casos, la histología más frecuente fue el carcinoma de células claras, el tamaño mediano fue 6.1 cm y en el 20% se observó infiltración capsular. De los 298 pacientes operados, 54% fueron a nefrectomía radical y 26% parcial. El 19% presentaba metástasis al diagnóstico. Recurrencia post-operatoria en 75 de los 298 operados. Los tratamientos más frecuentemente utilizados en primera línea fueron los inhibidores de tirosina-quinasa (55% de los casos) con remisiones del 43-50% y un tiempo a la progresión de 12.1 meses. La revisión retrospectiva de los datos en cáncer renal de una población académica que incorpora la metodología diagnóstica, quirúrgica y terapéutica en enfermedad localizada y avanzada, permite reproducir los datos que surgen de países centrales y de estudios clínicos aleatorizados.
Palabras clave: cáncer renal, análisis mono-institucional
Abstract
Improving knowledge in renal cancer has been success- ful in the last decade in terms of diagnosis, surgical and therapeutic approach with targeted agents. The objective of the study was the retrospective evaluation of patients with kidney cancer, emphasizing recurrence as well as therapeutic modalities, pathological and surgical, demographic data and to describe outcome through efficacy and safety parameters. There were included 417 patients. The median age was of 56 years and 68% were men. There was a 14% of patients with another non-renal primary tumor and 14 patients developed another kidney tumor. The diagnosis was incidental in 28% of cases. The most common histology was clear cell carcinoma, medium size was 6.1 cm and capsular infiltration was observed in 20%. Of the 298 patients operated, 54% were to radical nephrectomy and 26% partial. The 19% of the patients had metastases from diagnosis. Post-operative recurrence was developed in 75 of 298 surgical patients. The most frequent systemic first line therapy was tyrosine-kinase inhibitors (55% of cases) with remissions of 43-50% and time to progression was 12.1 months. The retrospective review in renal cancer of an academic population gives the rationale of data of the real world and to compare with those that arise from central countries and randomized clinical trials.
Key words: renal cancer, institutional review
Introducción
El conocimiento básico en cáncer renal ha modificado sustancialmente el abordaje diagnóstico y terapéutico en la última década. Los cambios en el tratamiento quirúrgico, el descubrimiento de pasos cruciales en la oncogénesis y el desarrollo de nuevas moléculas son algunos de estos avances.
El cáncer renal constituye el 3% de los tumores del adulto, representando el sexto tumor mas frecuente del hombre y el octavo en la mujer1. El tabaquismo, la obesidad y la hipertensión arterial son algunos de los factores que contribuyen a su desarrollo2-4.
El predominio es en el sexo masculino y la edad media de presentación es alrededor de los 65 años5,6.
El 3% de los casos se consideran etiológicamente hereditarios y se describen diversos síndromes autosómicos dominantes7-9. La enfermedad de von Hippel-Lindau (VHL) se caracteriza por el desarrollo de múltiples tumores vascularizados, incluyendo riñón, hemangioblastomas cerebelosos y feocromocitomas10. La base génica de este síndrome se encuentra en la mutación del gen supresor de tumor localizado en el cromosoma 3 (3p25-26)11.
Otros síndromes asociados son: carcinoma papilar en mutaciones del gen que codifica para la fumarato hidratasa, activación del oncogén MET, mutaciones en el gen Birt Hogg Dubé12-15.
La utilización masiva de estudios por imágenes en la población general ha permitido el incremento de la detección de masas renales, sin remarcar un beneficio concreto en supervivencia cáncer específico.
La sintomatología más frecuente es la hema- turia, el dolor abdominal y la palpación de masas tumorales.
El estudio diagnóstico más utilizado es la tomografía computarizada con contraste intravenoso.
El subtipo histológico predominante es el carcinoma de células claras en el 75% de los casos y el grado histológico está basado en el sistema de Fuhrman, fundado en la morfología nuclear16. El resto de los tipos histológicos está compuesto por los carcinomas papilares, cromófobos, medulares y de los conductos colectores. También se puede destacar la presencia de diferenciación sarcomatoide que remeda estructuras mesenquimáticas que implican mayor agresividad clínica17,18.
El abordaje quirúrgico con criterio curativo puede realizarse a cielo abierto o laparoscópico, y tanto la nefrectomía radical como parcial han demostrado resultados oncológicos similares19.
El beneficio de la linfadenectomía es controvertido, así como la radioterapia adyuvante20-22.
A pesar de la validación de factores pronósticos establecidos (performance status, TNM), identificando pacientes de alto riesgo de recurrencia, no hay demostración científica de beneficio con tratamientos adyuvantes23-25.
La cirugía en enfermedad metastásica es factible en el 2-3% de los casos, considerando variables pronósticas positivas al prolongado intervalo libre de enfermedad entre la cirugía primaria y la recurrencia, la presencia de enfermedad pulmonar resecable y de bajo volumen26,27.
Entre los factores pronósticos en enfermedad metastásica se destaca el performance status. Existe validación de un score basado en pacientes tratados con citoquinas que resaltan la anemia, el mal performance status, la hipercalcemia, LDH elevada y la ausencia de nefrectomía como factores adversos28. En la era de las terapias dirigidas, la presencia de neutrofilia y trombocitosis contribuyen a un pobre pronóstico en enfermedad metastásica29.
Históricamente, el tratamiento sistémico en cáncer renal se basó en la inmunoterapia, con respuestas prolongadas a la interleuquina-2 intravenosa, pero en población seleccionada y a expensas de toxicidades graves. El interferón no demostró ventajas en supervivencia respecto a otros agentes a pesar de haber sido utilizado como un estándar hasta fines del 2005, fecha en que los nuevos agentes contra blancos dirigidos comenzaron a utilizarse en la práctica cotidiana30-35.
La biología molecular del cáncer renal ha demostrado que el rol del VEGF (factor del crecimiento del endotelio vascular) y el mTOR (blanco mamífero de la rapamicina) es trascendente en su desarrollo a través de la necesidad de la neovascularización en un medio hipóxico y con trastornos en la nutrición celular36-38.
Las drogas dirigidas contra el receptor VEGF y la tirosina quinasa del VEGF han sido aprobadas en nuestro medio a fines del 2005: sorafenib, sunitinib, bevacizumab+interferón, pazopanib, axitinib y los inhibidores del mTOR, temsirolimus y everolimus. El racional de aprobación de los diversos fármacos se ha basado en estudios de fase 3 con apropiado número de pacientes39-49.
El tiempo a la progresión mediano de los distintos fármacos en primera línea es cercano a los 10-12 meses, con supervivencia alrededor de los 24 meses, duplicando las series históricas en pacientes con tumores renales. Las segundas líneas presentan menor tiempo a la progresión, entre los 4-6 meses, redundando en el mecanismo de acción de la primera línea o bien cambiando el blanco terapéutico44,49.
El objetivo del presente estudio es evaluar retrospectivamente los datos de pacientes con cáncer de riñón, destacando los datos demográficos, patológicos, quirúrgicos y de recurrencia, así como las modalidades terapéuticas empleadas en enfermedad localizada y metastásica, y describir la evolución clínica a través de parámetros de eficacia y seguridad.
Materiales y métodos
Se analizó retrospectivamente el período 2004-2012, censando pacientes con cáncer renal ingresados al Instituto Alexander Fleming a través del Servicio de Oncología Clínica y Urología Oncológica. Dado el carácter retrospectivo del análisis, se incluyeron pacientes no consecutivos pero con la evaluación homogénea del mismo grupo tratante oncológico y quirúrgico a través del período de tiempo informado. El análisis estadístico descriptivo se realizó a través del cálculo de medianas, modelos de regresión y curvas de Kaplan Meier para intervalo libre de enfermedad y tiempo a la progresión. Fueron analizadas las variables demográficas de la población, la descripción histológica, el abordaje terapéutico quirúrgico, los patrones de recurrencia y los tratamientos sistémicos y locales en enfermedad avanzada. Se evaluaron respuestas objetivas en base a criterios RECIST 1.01 en controles tomográficos luego de al menos 6 semanas de tratamiento. El beneficio clínico fue determinado como el porcentaje de pacientes que obtuvieron respuesta (parcial o completa) o estabilidad de enfermedad.
Se definió tiempo a la progresión como el tiempo transcurrido entre el inicio del tratamiento sistémico o quirúrgico en enfermedad avanzada hasta la progresión de la enfermedad, en base a criterios antedichos. Los datos de toxicidad fueron obtenidos de las evoluciones de los médicos tratantes.
Resultados
Fueron evaluados 417 pacientes que concurrieron al Instituto Fleming entre mayo del 2004 y mayo del 2012. Se analizaron los registros de 356, en los 61 restantes los datos eran incompletos, tanto para la descripción demográfica inicial como para la evolución clínica.
Datos demográficos: la mediana de edad fue de 56 años (rango 17 a 86) en una población constituida por 242 hombres (68%) y 114 mujeres (32%). El 14% de la población (n 39) presentó otro tumor primario además del renal, siendo cáncer de próstata y mama los más frecuentes, 10 y 7 casos respectivamente. Además hubo 4 con linfoma no Hodgkin, 4 con carcinoma transicional de vejiga, 2 cáncer de colon, 2 melanomas y uno de cada uno de los siguientes: cáncer gástrico, seminoma, endometrio, páncreas, laringe, tiroides, neuroendocrino, gastroentero-pancreático, pulmón, glioblastoma multiforme, sarcoma de partes blandas y cabeza y cuello. En la mayoría el hallazgo del tumor renal o del otro primario fue incidental durante la estadificación o durante el seguimiento. Catorce desarrollaron un segundo tumor renal homolateral y/o contralateral.
Ocho de los 356 pacientes (2.8%) tenían familiares en primer grado con cáncer renal y en uno solo se realizó la búsqueda de mutaciones del gen von Hippel Lindau, con resultado negativo.
Presentación clínica: el hallazgo incidental de los tumores renales (28%) fue el evento más frecuente en el grupo de pacientes analizado. El dolor por masa tumoral y hematuria fueron los síntomas presentados en el 24% (Tabla 1). El dato de signos y síntomas iniciales no fue expresamente remarcado en la historia clínica de 124.
Histopatología: El subtipo histológico de carcinoma de células claras constituyó el más frecuente en nuestra población (285 casos, 80%), seguido por el papilar en 12 casos (3.5%), cromófobo en 6 (1.5%) y 1% oncocitoma y de los túbulos colectores de Bellini. Once (3%) presentaron características sarcomatoides. No hubo asociación entre subtipos histológicos y edad a la presentación.
El tamaño mediano de los tumores renales primarios fue de 6.15 cm (rango 1-18cm), escala de Fuhrman evaluable en 158 pacientes (I 10%, II 64%, III 19% y IV 7%).
Se evidenció compromiso capsular en 123 de 244 piezas quirúrgicas (50.4%). La infiltración de la grasa peri-renal fue en el 20% (48 de 238).
El 10% (24 de 237) presentó trombo en la vena renal y/o cava. Sobre un total evaluable de 233 pacientes, 4 (1.7%) presentaron márgenes patológicos comprometidos en la pieza de resección, siendo un paciente monorreno cuya ampliación obligaba a la nefrectomía radical y los 3 restantes eran T4 con compromiso de órganos vecinos (Tabla 2).
Estadios: el 38% (n 63) presentaron estadio I, 17% estadio II, 8% III, 19% (n 68) IV y fue desconocido en 63.
Tabla 1. Presentación clínica
Tabla 2. Anatomía patológica
Tabla 3. Técnica quirúrgica
Procedimientos quirúrgicos en enfermedad limitada: sobre un total de 307 pacientes evaluables, no accedieron a cirugía 9 (3%) por la presencia de enfermedad metastásica sintomática y voluminosa. Fueron operados 298 (97%). La técnica más frecuentemente empleada fue la nefrectomía radical abierta en más de la mitad de los pacientes. Sin embargo, en los últimos cinco años el número de nefrectomías parciales laparoscópicas se ha incrementado en virtud de la experiencia del grupo quirúrgico (Tabla 3).
Adyuvancia: solamente 24 recibieron tratamiento radiante adyuvante, en relación a la presencia de compromiso ganglionar o infiltración de la cápsula y/o grasa. Seis participaron en estudios clínicos con tratamientos sistémicos.
Patrones de recurrencia: el seguimiento mediano de la población fue de 54 meses (rango 8-112). De los que debutaron con estadio IV, 36 tenían compromiso de una localización, 16 en dos sitios y 9 en tres. Los sitios más frecuentemente afectados fueron: pulmón 39 casos, hueso 29, suprarrenal 8, cerebro 6, partes blandas 1 y otros 5.
De los que recayeron luego de la cirugía (129 de 288, 44.7%), 75 presentaron una localización metastásica, 37 en dos sitios, 15 en tres, y cuatro sitios en sólo 2. El patrón predominante fue el pulmonar en 69, óseo 35, ganglionar 29, local 24, hepático 11, suprarrenal 10, partes blandas 8, cerebro 7 y en otros sitios 6. El intervalo libre de enfermedad mediano fue de 16 meses (rango 2-75). El estadio tumoral al diagnóstico fue la única variable estadísticamente significativa (p 0.04) en el análisis univariado para recurrencia.
Tratamientos en enfermedad metastásica o recurrente: la estrategia inicial en los pacientes con enfermedad metastásica de inicio (n 68) fue cirugía en 2 casos, radioterapia en 10, tratamiento sistémico en 48 y combinaciones entre las distintas modalidades en 12 (Tabla 4).
Aquellos que recurrieron posteriormente a la cirugía primaria (n 129) recibieron radiación, cirugía y tratamiento sistémico 34, 33 y 105 pacientes respectivamente (Tabla 4).
En las sucesivas recaídas, el tratamiento sistémico predominó respecto a los tratamientos locales, tanto en segunda, tercer o cuarta recaída o progresión.
Las cirugías dominantes por enfermedad metastásica fueron las metastasectomías pulmonares (n 10) y el rescate de recurrencias loco-regionales.
Tabla 4. Tratamiento de enfermedad avanzada
(n 9). El número de cirugías fue decreciente en relación a las sucesivas recaídas o progresiones.
El acceso a los tratamientos sistémicos se ha ido modificando a lo largo de los años. La interleuquina 2 y el interferón se encuentran en la práctica oncológica desde hace 20 años. Las drogas blancoespecíficas han ingresado en la práctica asistencial en los últimos 8 años.
No se dispone de los datos completos como para describir el score de Motzer o Heng para enfermedad avanzada, en base al carácter retrospectivo del estudio.
En aquellos que presentaron enfermedad metastásica al diagnóstico y primera recurrencia, el tratamiento sistémico más utilizado fue la indicación de inhibidores de tirosina-quinasa en 90 de los 155 evaluables en primera línea (58%) (Tabla 5).
Tabla 5. Agentes utilizados en enfermedad sistémica
Las citoquinas fueron administradas en 48 pacientes en primera línea (31%), reflejando el carácter observacional del estudio en la era previa a los agentes antiangiogénicos. Cuarenta y dos pacientes expuestos a citoquinas pertenecieron al período de análisis 2005-2007.
La decisión terapéutica en primera línea fue realizada en base a criterios asistenciales y clínicos, así como relacionada a la disponibilidad de los fármacos.
Entre los inhibidores de tirosina-quinasa utilizados en primera línea se destacaron el sunitinib y el pazopanib en 86 pacientes (55.5%). La dosis mediana fue de 50 mg por 4 semanas con 2 de des- canso para el sunitinib y 800 mg para el pazopanib. Las respuestas objetivas obtenidas con sunitinib (39 evaluables por RECIST) fueron: respuesta completa un caso, 16 respuesta parcial (41%), enfermedad estable en 17 (43.5%) y progresión de enfermedad 5 (13%). Los que recibieron pazopanib y fueron evaluables con criterios RECIST (12), presentaron: respuesta completa 3 (25%), respuesta parcial 3 casos (25%), enfermedad estable 5 (41%). El tiempo mediano a la progresión en este grupo de pacientes fue de 12.1 meses (rango 1-66) (Figura 1).
Las toxicidades más frecuentes en primera línea, considerando todos los grados del CTC fueron astenia (n 16), hipertensión arterial (n 16), diarrea (n 15), mucositis (n 12) y síndrome mano-pie en 5 de los 65 tratados con sunitinib. En el caso del pazopanib, las toxicidades más informadas fueron astenia, hipertensión, hipo-pigmentación de cabello y diarrea. En el grupo que recibió interferón a dosis de 5.000.000 unidades internacionales 3 veces por semana, el síntoma más frecuente fue fiebre y decaimiento (Tabla 6). Se detalla en la tabla 7 la reducción de dosis como maniobra más frecuente para el manejo de las toxicidades.
Figura 1. Curva 1: Tiempo a la progresión de los inhibidores de tirosina-quinasa en primera línea de cáncer renal (x: % pacientes y: meses)
Tabla 6. Toxicidad de primera línea
Tabla 7. Modificación de dosis en primera línea
Agentes utilizados en segunda línea: las drogas empleadas en nuestra población también se relacionaron con las sucesivas aprobaciones de medicamentos más específicos, por lo tanto, gran parte de los pacientes evaluados habían recibido citoquinas en primera línea. Las drogas más empleadas fueron sunitinib 36%, sorafenib 21%, pazopanib 12% y everolimus 10%, con un tiempo mediano a la progresión de 10.8 meses (rango 2-40), con estabilidad de respuesta como mejor parámetro de eficacia. Dado el escaso número de pacientes por subgrupos, no se halló ninguna correlación estadística entre respuesta y tiempo a la progresión, ni respuesta a la primera línea con respuesta o tiempo a la progresión de la segunda línea. No hubo eventos tóxicos graves, pero se utilizó la reducción de la dosis en el 50% de los casos para atenuar toxicidad.
Cabe recalcar que de 155 que fueron expuestos a primera línea, accedieron 63 (40.6%) a una segunda línea de tratamiento.
En tercera línea, los agentes más empleados fueron el sunitinib y sorafenib con estabilidad de respuesta como mejor evidencia de beneficio clínico a expensas de toxicidades manejables. El tiempo a la progresión fue 5.6 meses (rango 1 -7). En este caso la tercera línea fue administrada en 34 de 63 pacientes (54%) que progresaron a una segunda línea, siendo el sunitinib, sorafenib y pazopanib las drogas más utilizadas.
En cuarta línea, el escenario fue similar en la selección de los agentes a lo narrado en tercera línea con el sunitinib, sorafenib y pazopanib como drogas más utilizadas y con respuestas inferiores al 10% y tiempo a la progresión de 4.1 meses (rango 1-5).
En ninguna de las líneas de tratamiento hubo mortalidad relacionada al tratamiento.
Discusión
El mayor conocimiento patológico, molecular y los adelantos en técnica o abordaje quirúrgico y los avances presentados en los últimos 10 años en el tratamiento del carcinoma renal de células claras metastásico, han sido clínicamente significativos.
En el presente estudio retrospectivo correspondiente a una sola institución académica, describimos el perfil demográfico y terapéutico de una población con acceso a los estándares disponibles actuales. Coincidente con la bibliografía disponible, el predominio fue en hombres y la histología fue de células claras en el 80% de los casos. La edad fue menor a la comunicada en otras series (65 versus 56 en nuestro informe) y elevado el número de incidentalomas al diagnóstico (28%). A pesar del diagnóstico incidental, el tamaño mediano de los tumores fue de 6 cm.
El hallazgo de 14% de otras neoplasias además del cáncer renal es un dato a remarcar, considerando que se trató de los dos tumores más frecuentes en la población general (mama y próstata). La asociación de 8 pacientes (2.8%) con familiares de primer grado con cáncer renal se superpone con los datos publicados históricamente. Sin embargo, la búsqueda de genes promotores de cáncer renal en nuestra serie fue inferior al número de probables tumores hereditarios hallados.
En relación a las cirugías realizadas con criterio curativo, al igual que en los centros de gran volumen, es creciente el número de resecciones parciales mínimamente invasivas (25% en nuestra serie). Debido a la escasa evidencia de beneficio clínico con tratamientos adyuvantes, informamos 8% de pacientes sometidos a radioterapia y sólo 6 casos con terapia sistémica incluidos en estudios clínicos.
También es similar a lo comunicado por las distintas series la presentación de tumores renales con metástasis sincrónicas en el 19% de los casos y la recurrencia en el 44%, con patrones de recidiva pulmonar y óseos como los más predominantes.
En nuestra población, las citoquinas fueron utilizadas en el 31% expuesta a primera línea. El elevado porcentaje de pacientes con citoquinas radica en que el análisis se remite a aquellos tratados desde el año 2004, momento en que solamente se disponía de interleuquina-2 e interferón. La interleuquina-2 en altas dosis fue aprobada por la FDA en 1992 en base a resultados de un estudio fase II que evidenció respuestas completas en un 7% de los pacientes tratados, con remisiones de larga duración; sin embargo, su uso en la práctica clínica ha sido limitado debido a su toxicidad, fundamentalmente cardiorrespiratoria50,51.
En nuestra población, la administración fue subcutánea y en dosis intermedias. El interferón α fue aplicado en forma subcutánea en todos los casos y con dosis variables. Los estudios han demostrado bajas tasas de respuesta, aunque con mejor perfil de toxicidad que la interleuquina-252.
El 58% recibió tratamiento antiangiogénico, disponible en nuestro medio desde el 2006. La base racional establecida en la década del 70’ por Folkman, que determinaba el proceso de neovascularización como un evento biológico trascendente en el crecimiento tumoral en distintos modelos tumorales, entre ellos el carcinoma renal53.
Por otro lado, diferentes estudios evidenciaron mutaciones en el gen VHL (involucrado en la pa- togénesis del síndrome de von Hippel Lindau) en el 50-60% de los casos de tumores esporádicos12. La proteína codificada por este gen estabiliza un complejo proteico (junto a otras como la elongina B y C) que regula la degradación del factor inducido por hipoxia alfa (HIF-α). La ausencia de la proteína VHL y el consecutivo aumento de HIF-α que, actuando como factor de transcripción, conlleva una mayor expresión de VEGF y PDGF, factores que, actuando como ligandos de receptores tirosinaquinasa de membrana de células endoteliales y pericitos vasculares, estimulan la angiogénesis tumoral (neovascularización)54,55.
Las drogas blanco-específicas fueron incorporadas progresivamente en nuestro cuidado cotidiano de los pacientes desde el año 2006. Sorafenib y sunitinib fueron las primeras, continuando con el bevacizumab y el pazopanib. En segunda línea la última droga aprobada que inhibe específicamente la tirosina-quinasa VEGF fue el axitinib. Las otras dos moléculas inhibidoras del mTOR disponibles son el temsirolimus y el everolimus.
La mayoría de los pacientes (86 de 90) recibieron en primera línea sunitinib o pazopanib, obteniendo los parámetros de eficacia en control de la enfermedad del 80% tal como se ha referido en los estudios de fase 3 publicados37-49.
Fueron obtenidas cuatro respuestas completas en primera línea, tres con pazopanib y una con sunitinib, en pacientes con patrón pulmonar. Si bien las respuestas completas no son frecuentes en tratamiento con inhibidores de tirosina-quinasa, hay evidencia publicada retrospectiva que describe ausencia de factores predictores clínicos y moleculares. Asimismo, el tiempo a la progresión de 12 meses obtenido en nuestro análisis es similar a lo comunicado.
El informe de toxicidades está sesgado por el carácter retrospectivo del análisis y la falta de registro de los eventos en base a los criterios estándar del CTC (Common Toxicity Criteria). A pesar del sesgo mencionado, las toxicidades más frecuentes del sunitinib y el pazopanib fueron las mismas que las descriptas en los estudios clínicos aleatorizados. Se realizó reducción de dosis en 21 de 65 pacientes tratados con sunitinib y en 6 de 21 con pazopanib, con el objetivo de sostener los tratamientos y no realizar suspensión o interrupción de los mismos.
Los resultados en nuestra serie respecto a segunda línea fueron superiores en términos de tiempo a la progresión (10.8 meses) respecto a los informados en los estudios clínicos de segunda línea en cáncer renal. Probablemente, una de las razones es que gran parte de la población había utilizado una citoquina en primera línea y el tratamiento anti-VEGF fue en segunda. Las drogas anti-VEGF en segunda línea fueron utilizadas en el 69% de los casos, sunitinib 36%, sorafenib 21% y pazopanib 12%. Solamente el 10% recibió inhibidores de mTOR como segunda línea de tratamiento. El acceso a segunda línea fue del 40.6% de los que recibieron una primera línea de tratamiento. Las subsecuentes líneas terapéuticas fueron disminuyendo en número de pacientes y por lo tanto, la interpretación de los resultados es compleja y con escasa relevancia clínico-estadística.
El abordaje multidisciplinario en el tratamiento del cáncer renal metastásico obliga a las diversos especialistas (cirujanos, clínicos, oncólogos, dermatólogos, cardiólogos, endocrinólogos y enfermeros especializados) a interactuar en forma continua para brindar el apropiado soporte en el manejo de los eventos colaterales de las prácticas cotidianas.
La debilidad fundamental de nuestros resultados surge de la naturaleza retrospectiva de los datos analizados, el sesgo de ir seleccionando agentes terapéuticos en la medida que son aprobados y la falta de información completa demográfica o de factores pronósticos o predictivos de la población estudiada.
A pesar de lo mencionado, es relevante obtener información local acerca de cáncer renal de una población tratada en un centro académico, con metodología diagnóstica y terapéutica homogénea tanto para el tratamiento de enfermedad localizada como metastásica, con el objetivo de comparar con el estándar actual de cuidado de los países centrales.
Conflicto de intereses: Ninguno para declarar
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